#ContextoNecesario: Los fraudes ya no son solo robos descarados. Los más comunes son las estafas por ingeniería social (donde te manipulan con un mensaje o llamada) y el ‘Account Take Over’ (cuando hackean tu cuenta con datos robados). Básicamente, los malos se pusieron creativos.
Pero, ¿y si la misma tecnología que usan ellos se vuelve en su contra? Entonces que entren las soluciones binarias. Olvídate de las probabilidades: esto es un “sí” o “no” rotundo. ¿Cómo? Con IA y biometría que analizan en tiempo real.
Para el smishing/phishing: Imagina un filtro superpoderoso integrado en los sistemas del banco. “Corta la comunicación automáticamente” si detecta que una llamada o SMS es falso. La clave: evitar que el estafador siquiera te hable. 👌
Para el fraude digital: Aquí entra la biometría facial continua. “No solo vale con poner el DNI al inicio”. La tech verifica que eres tú durante toda la operación, no solo al loguearte. Así, si un malware cambia el monto de una transferencia a tus espaldas, el sistema lo detecta y para la jugada. Adiós, deepfakes. 🚫
Lo mejor: equilibrio entre seguridad y privacidad. Estas tools solo se activan en operaciones críticas (transferencias grandes, cambios de claves). “No monitorean 24/7”, solo en momentos clave y con transparencia. Porque la seguridad no debería sentirse como un gran hermano.
El resultado: menos fricción, más protección. Para los bancos, es un diferenciador brutal. Para ti, poder usar tu banca digital sin ese miedo constante a que te vacíen la cuenta.
Al final, se trata de que la tech trabaje para nosotros, no al revés. ¿Tú confías en las medidas de seguridad de tu banco?.





